Gourmet
¿Qué copa usar para cada vino?
Las características del recipiente en el que lo bebemos deben permitir apreciar en su magnitud todo lo que puede entregar la bebida.
Decantador, copas y vasos. A cada bebida, su recipiente. (Foto: Gentileza Cepajes Accesorios)
Pensar en los distintos varietales, terruños o estilos de elaboración y cómo cada uno de ellos vuelve a un vino distinto es una constante entre aficionados y fanáticos. Pero quizá uno de los elementos que puede ayudarnos a comprender esas diferencias son el recipiente donde los bebemos.
Si bien para disfrutar un vino no hay reglas y al final de cuentas cada uno lo tomará donde guste, existen en el mercado grandes avances en materia de cristalería que vuelven la experiencia completa. No es lo mismo el vidrio que el cristal, el tamaño, con pie o el cuerpo de la copa
“Como primera medida, el vidrio o el cristal debe ser lo más delgado posible, transparente e incoloro. El corte de la boca debe ser lo más fino posible para que el sentido del tacto no compita con los sentidos del gusto y del olfato”, comenta Marcelo Afif, de Cepajes Accesorios, especialistas en el desarrollo de copas y elementos para el vino.
En general, las copas presentan esa forma convexa con bordes hacia el interior, con el fin de retener los aromas, y sirviendo un tercio de vino nos aseguramos que el líquido gire para liberar los aromas y poder mirar su color a trasluz. El pie en general mide entre 4 y 5 centímetros y permite evitar que los dedos toquen el cuerpo de la copa.
Copas para diferentes vinos
En el afán de lograr la perfección y realzar las características de cada uno de los vinos que se producen en un lugar determinado, existen grandes artesanos, inclusive de fama mundial, que han desarrollado diferentes diseños para grandes exponentes.
De hecho, una de las referencias mundiales creó una serie de cristalería para cada variedad específica de uva y se transformó en una interesante revolución artesanal, elegante y adaptada a la exigencia de los sommeliers.
Cuando pensamos en vinos blancos, el “cáliz es más chico para que la cantidad servida sea menor y no se caliente. El pie deberá ser más alto para que la mano esté a una distancia prudencial del cuerpo y no eleve la temperatura del vino”, comenta Afif.
Sin embargo, existen copas particulares para vinos blancos jóvenes donde la “principal característica es la apertura que tiende a aumentar en relación con el cuerpo, ya que ayuda a dirigir el líquido principalmente a la punta de la lengua, más sensible a la dulzura, y a los lados de la lengua, más sensibles a la acidez”, explica.
Hay también copas para blancos con cuerpos, aquellos de crianza y con paso por madera, cada vez menos presentes en el mercado argentino. Aquí el cuerpo es más grande y la apertura será mayor para poder percibir aromas complejos.
En los vinos tintos, la oxigenación es clave. “La diferencia entre los tintos jóvenes y los de crianza es que la copa necesaria para los primeros tiene un bombé menor (no tenemos aromas complejos) y una boca más chica para obligar a que el vino caiga en la punta de la lengua, favoreciendo las características de este tipo de exponentes”, finaliza Afif.
Diferencias entre el vidrio y el cristal
El cristal es vidrio al que se les ha añadido entre un 24% y un 30% de óxido de plomo, por lo cual las copas de cristal son absolutamente transparentes e incoloras y no tienen imperfecciones.
De todas formas, en la actualidad el avance en el diseño y el desarrollo es evidente, ya que la calidad de las copas de vidrio es elevada, casi tan transparentes como las de cristal.
También las paredes y la boca de las copas de cristal son más finas. Pero de igual forma son más delicadas y su cuidado debe ser mayor, ya que se rompen con mayor facilidad.
El lavado
Aunque no parezca, el cristal es poroso. Por ello es recomendable que, previo al lavado, las copas se llenen con agua caliente, así podremos remover el vino que pueda quedar en las paredes.
Posteriormente las lavamos con agua y una gota de detergente. Y en el enjuagado (retirar todo el detergente) las ponemos boca abajo sobre un repasador para se escurra la mayor parte del agua.
Finalmente las secamos con un repasador que no desprenda pelusas. Hay diferentes tipos de telas en el mercado que cumplen esta función.
Federico Lancia. Periodista de vinos y lifestyle. Director de vinosybuenvivir.com Instagram: @federicolancia.